Aquella tarde, sobre las ocho, Sunset salía corriendo de la casa para recibir a Mía, vestida con un mono blanco ajustado de tirantes, hasta las rodillas.
-Sunset! - los dos se saludaron como habitualmente lo habían hecho, bajo la atenta mirada de Hugo, quien jamás imaginó a Mía sintiendo aquel amor un perro. - vamos a pasear bajo el amanecer? Quieres?si?- saco una galleta de su bolsillo y caminaron juntos hacia la playa.
-Puedo unirme a vosotros? - Mía dudo
-No hay problema, pregúntale a tu novia, igual le molesta - Hugo sonrió, igual de cínica que siempre. Al acercarse a ella por detrás, observó algo que le llamó la atención sorprendentemente, Mía llevaba un tatuaje en la espalda, el árbol de la vida en negro y rojo.- el paseo fue amenizado por un silencio inexpresivo.
-El silencio siempre ha sido una de tus mejores cualidades. - dijo Hugo para romper el hielo.
-Os ha gustado la casa?
-Es perfecta!- ha valido la pena vender el apartamento
-sigues con el estudio?
-No, tuve