Isabella
Caí de espaldas a lo que imagine era un suelo, demasiado helado. Mi espalda sintió alivio, el sudor escurría por mi cuello y frente, el cansancio atacó mi cuerpo como saco de boxeo.
—Me canse —Jadeo—... estoy muerta...
—Literalmente.
Fruncí mi entrecejo y gire mi cabeza, aún en el suelo, en dirección de la loba