Cuando despertó observó que seguía en la habitación del hombre.
De un brinco se incorporó.
Estaba solo y desnudo.
Curiosamente no notaba dolor alguno y sabía que había pasado.
Buscó con la mirada su ropa encontrándola perfectamente doblada sobre una silla que había
junto a una cómoda de cinco cajones.
Apartando la colcha y la sábana, echó un pie al suelo.
Luego hizo lo mismo con el otro y se levantó.
Dio varios pasos.
Nada.
Ni una miserable muestra de que había hecho el amor con Bale.
Asombrado a la vez que agradecido, caminó hacia su ropa y mientras se vestía le daba vueltas al increíble momento.
Una vez presentable, tomó aire, agarró el pomo de la puerta y la abrió.
Le pareció oír movimiento abajo por lo que se apresuró y bajó las escaleras.
Esperaba ver a Bale pero se quedó de piedra al encontrarse con una mujer en la moderna cocina.
Tragando saliva, Joel caminó