ISABELLA
No puedo dejar de pensar en él.
En su mirada oscura y penetrante. En la forma en la que me sujetó contra la pared, como si quisiera devorarme y destruirme al mismo tiempo. En la advertencia en su voz, en el roce fugaz de su aliento contra mi piel.
"No tienes idea de lo que soy capaz de hacer."
Las palabras se clavan en mi mente como un eco persistente.
Porque, por primera vez desde que me encerró en esta casa, no estoy segura de qué es lo que veo en él.
No es un hombre común. Eso lo supe desde el primer momento en que lo vi. Pero ahora, después de todo lo que ha pasado, no puedo