12. POR FIN ESTÁS AQUÍ, MARA
Caminé con paso decidido hacia la salida. Atrás quedaban las burlas, los rostros divertidos, los murmullos que me acompañaban como una sombra. Podía escuchar claramente las risas de la Gamma favorita, la misma que seguramente ganaría. Me repetía que no me importaban las consecuencias, que esta humillación había sido en vano, que nada valía la pena... Pero había algo extraño latiendo en mi pecho, una sensación que desafiaba a mi lógica. Una advertencia, quizás. O un llamado.
—¡Nadie puede marcharse antes de que termine la ceremonia! —gritó Alfa Zayden.
No giré. No les daría el gusto de ver mis ojos húmedos. No esta vez.
Llegué a la habitación y comencé a empacar a toda prisa. Mis manos temblaban, pero mi decisión era firme: tenía que irme. No podía seguir soportando este lugar, ni a esta gente, ni a él.
Por primera vez en mucho tiempo, me sentí resuelta. Firme. No sabía adónde iría, pero estaba convencida de que no debía quedarme en el territorio de la manada... y mucho menos regresar