—¿Te sientes mejor? –le preguntó su madre entrando a su habitación.
Ella sabía que los detectives habían estado aquí más temprano y lo habían interrogado, y también, que lo habían informado tal vez de una manera muy cruda acerca de lo que le había pasado.
Rubén la miró y suspiró.
—Sí.
—Mientes fatal –dijo Viviana, que había entrado tras su madre trayendo frutas en un cesto.
—Estoy bien