Abrió sus ojos y se vio frente al rostro tranquilo de Emilia, que yacía otra vez en el suelo de una arboleda, pero ahora ella estaba herida en la cabeza, y eso lo ayudó a ubicarse un poco. Aquello ya había pasado, ella ya lo había perdonado. Qué buena, qué buena era Emilia por haberlo perdonado, él no lo habría conseguido, perdonar a quien le hizo tanto daño. Con razón sus dudas, con razón su odio y su rencor.
Le puso las manos en las mejillas y se acercó para besarlas, pero entonces sintió la mano de alguien que lo sacudía.
—¿Le pasó algo a Emilia?
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