-¿Las llaves? - pensó. Limpió en su pantalón sucio, la palma de la mano que tenía al lado contrario de la niña - las guardé en casa. Deben estar escondidas en algún lugar - Teo abrió la boca, estuvo a punto de hablar cuando el hombre agregó - la llave que yo tenía no era de la puerta principal. A mi sólo me permitían entrar por el patio, por la puerta trasera de la bodega y por la parte exterior de la biblioteca.
-¿cuando hablas de la biblioteca te refieres a la habitación que está junto a la bodega?.
-Así es - los dedos del hombre, apretaron su pantalón - la puerta de adentro siempre se mantiene cerrada. Yo entraba por el lado fuera, pasando por un angosto pasillo pegado a los portones del patio.