Experimentando... deseando
Levantó el rostro, y se dio cuenta que Renzo la miraba, ni siquiera se dió cuenta que no había encendido el auto se limpió el rostro y él dijo:
—Sara, ¿qué sucede? ¿Estás llorando porque mi amor?
Ella respondió:
— No me gusta ver a esa mujer cerca de tí— dijo en un susurro.
Abrió la puerta del auto y salió, Renzo dijo:
— ¿A dónde vas?
— Mejor voy a casa, no me siento bien.
Él se quedó allí mirando como ella se iba llena de celos, volvió hasta la Oficina y se encerró allí tratando de concentrarse.
Mientras Sara salía de la empresa, detuvo su auto más adelante para pensar mejor y se decía: «Prometiste que ibas a conquistar a Renzo y lo librarás de las garras de Amanda. ¿Qué haces llorando como boba? Mejor prepara tus uñas y ponlas bien afiladas.
Respiró y nuevamente puso en marcha el auto, llegó a la mansión, subió directamente a su habitación, tomó un baño, se cambió de ropa en la tarde y decidió salir de nuevo.
Llegó a la casa de Renzo, tenía temor de que estuviera con Amanda,