Mis ojos apenas se habían acostumbrado a la oscuridad del castillo cuando, al girarme, encontré justamente a la persona que estaba buscando.
-¿Cómo sabías que te estaba buscando? – Pregunté mientras me giraba hacia Kilian.
El príncipe se encontraba apoyado en una impoluta pared con una burlona sonrisa decorando sus rojizos labios. - ¿Quién ha dicho que lo supiese?
Bufé, irritada por sus respuestas. Respuestas que realmente, no resolvían ninguna pregunta. – ¿Por qué sino estarías esperando?
Kilian alzó una ceja, - ¿por qué el amor, con la venda en los ojos puede, siendo ciego imponer sus antojos?
Fruncí mis labios, totalmente perdida ante su nueva respuesta. - ¿Qué?
Él simplemente rió, separándose de su cómoda posición contra la pared. – Shakespeare. El creador humano de las historias que nos narran.
Rodé los ojos ante su engreída respuesta. Él realmente tenía buena memoria literaria, pero debería ser un poco más humilde. -Sé qu