“La verdad rara vez es pura, y nunca simple. -Oscar Wilde”
-Señora, ¿está bien?
Aparté mi fija mirada del escritorio, y la fijé en la doncella.
Separé mis entreabiertos labios, y mientras tragaba saliva las mismas palabras bailaban en mi cabeza.
-Las brujas vinieron a por ti, preciosa.
-Si Helena se entera de esto nunca me perdonaría.
Y aún así, a pesar de eso, lo echaba tanto de menos…
-¿Señora?
Mi perdida mirada se giró hacia ella, y disipando la niebla que atormentaba cada pensamiento, hablé, - si, estoy bien.
Ella asintió con una sonrisa, -ah, y otra cosa. Llame al príncipe Kilian, dile que es urgente.
Noté como la doncella frunció el ceño durante unos instantes, y la sospecha deslumbró en sus ojos.
Pero, sin decir nada más, se giró musitan