Capítulo 371
¡Hoy sí que había sido un día desafortunado! El teléfono personalizado que tanto le había costado se había echado a perder.

Sacando la tarjeta SIM, Manuel le dijo a Pedro con resignación: —Hermano Pedro, no debiste hablarle así a la cuñada, ella podría tomárselo en serio.

Pedro estaba al borde de la explosión. —¡Todo lo que dije es la verdad!

—Está bien, está bien, es la verdad.

Manuel no se atrevió a seguir discutiendo con él y solo le dio la razón. Llamó a un mesero para que le trajera unos medicamentos para detener el sangrado y unas banditas.

En el bar siempre ocurrían este tipo de imprevistos, así que tenían preparados los medicamentos básicos.

A pesar de la poca cooperación de Pedro, Manuel logró aplicarle el medicamento para detener el sangrado y colocarle algunas curitas.

Finalmente, Pedro se calmó un poco y quedó recostado en la silla, con la mirada perdida, aún sujetando su copa y bebiendo.

—Hermano Pedro, ¿estás seguro de que la cuñada realmente admitió que el hijo no es tuy
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