Bella me descontrola, me inspira a cometer locuras, saca mi lado cursi e infantil, me impulsa a actuar de forma desesperada y salvaje. La necesito. Necesito estar dentro de ella con urgencia, con un hambre atroz.
Devoro cada rincón de su cuello con mis labios. Jadea con fuertes respiraciones y sus manos viajan al cinto de mi pantalón, desatándolo.
- Te necesito dentro, maldito idiota. ¡Ahora mismo! –exige y un huracán en mi interior se desata, demoliendo todos mis muros, pero ni siquiera me importa.
La coloco sobre la encimera y subo su vestido hasta la altura de sus pechos, dejando sus bragas expuestas.
- Pecosa, ¿estás preparada para esto? – le pregunto mientras me adentro entre sus muslos.
- Estoy preparada desde que me besaste por primera vez en esta misma cocina. – me encanta su respuesta.
- Necesito que sepas que intentaré hacerlo lo mejor posible. Estoy acostumbrado a follar, no a hacer el amor que es lo que te mereces. No