Capítulo 4

La televisión nacional es un arma de doble filo, puede ser tu paraíso o una repleta perdición para ti y toda tu familia.

No era consciente de su poder, después de todo viví toda mi vida en una familia donde la buena imagen siempre fue incluida, con un padre que resulta ser ministro de seguridad y una madre reina de belleza. ¿Quién pensaría mal?

Los que vieron todo lo ocurrido en mi boda, claro.

—¿Qué haces? —preguntó Dylan, usando su mejor pijama. Al parecer hoy su amante no va a recibir una visita, que extraño.

Se habrán peleado.

—Solo voy a ver televisión. —el reloj marca las 10, justo el momento de la noche donde las noticias nocturnas son transmitidas. Desde hace tres días una parte de mi rutina es estar pendiente del canal 5 y 10, los dos de TV’s Latte. No me pierdo las noticias de la mañana, mucho menos las del almuerzo y después, solo por gusto, miraba las de la noche.

Al menos en este canal hacen el esfuerzo de cambiar las noticias, en el canal de los Monteros, son las mismas noticias todo el día, las mismas caras y el mismo monólogo.

—Al menos ve televisión en el canal de tu esposo, no en el canal de los rivales.

—No es tu canal, es de tu papá. Tu solo eres un trabajador más, o al menos hasta que tu papá se quiera jubilar. —No creo que falte mucho para ello, siendo sincera. El señor Montero es poseedor de unas canas dignas de ya ir para la caja del ataúd.

Pero me agrada la molestia de Dylan cuando le recuerdan que solo es un inútil, algo que solo fue en aumento en el momento que escuchó el nombre de su madre desde la televisión.

—Claudia Montero. ¿Una justiciera de los derechos de la mujer o victimaria?

—¿Qué m****a? ¿Qué hace mi mamá en televisión?

No di la más mínima atención a Dylan, en su lugar un cigarro reposo entre mis dedos para ser encendido con una pequeña llama de fuego, solo una pequeña representación de todo lo que se va a desencadenar después de esto.

—Se desencadenó un escándalo nacional que sacude el mundo de nuestras activistas a favor de los derechos de la mujer y la igualdad. Una funcionaría denunciada por aborto forzado en una clínica clandestina. ¿Quién es la funcionaría? Claudia Montero. —La periodista bastante profesional solo hacía su trabajo de manera espectacular, después de todo la piel pálida y rostro de horror de Dylan era una felicitación a ella. —No se conoce la fecha del suceso, pero la historia es clara. Lucía Hernández, ex pareja del hijo mayor de la familia Montero, fue obligada por su suegra, Claudia Montero, a practicarse un procedimiento de aborto sin garantías médicas ni supervisión legal.

—¡Joder, que patrañas dice esa hija de perra!

—Muy bien sabes que no dice mentiras.

—Los resultados de estos atroces actos fueron crueles e inhumanos, la mujer quedó hospitalizada días después por una perforación en su útero que la llevó a perder este órgano vital. Lucía Hernández afirma tras su denuncia que fue manipulada física y mentalmente para realizar este procedimiento, recibiendo amenazas de su ex suegra e incluso otros miembros de los Monteros que no la consideraban parte de la familia y no les importó los deseos del hermano mayor, quien en verdad deseaba formar una familia junto a la mujer. La funcionaria Claudia Montero conocida por sus movimientos a favor de los derechos de la mujer no ha declarado nada al respecto, mientras los grupos activistas independientes solo esperan una respuesta de la mujer y exigen justicia con todo el peso de la ley.

Un estruendoso sonido se escuchó en toda la habitación, para mi desgracia el televisor fue destruido por un simple puñetazo de Dylan y no pasó mucho tiempo para que el suelo sea su próximo destino.

—¡Hey! —Reclame con molestia, algo que pasó a segundo plano cuando el teléfono del hombre resonó y no tardó en contestar, resultando ser su padre, quien parece tan alterado como el hijo.

—¡Ven a casa, tu madre está fatal por culpa de esa noticia en televisión!

—¡Llegó lo antes posible! —Alterado por la noticia se fue corriendo, sus pies carecen de zapatos y la vestimenta sigue siendo una pijama, solo se llevó consigo las llaves del auto y el teléfono en manos. —¡Está pendiente del teléfono, te llamaré si necesito algo!

—¡Aja! —Creo que este hombre tiene mucha fe en que voy a contestar, pobrecito.

Tengo asuntos más importantes que hacer, como por ejemplo ir a atender ciertos asuntos con la competencia después de que se hizo pública esta noticia tan gloriosa. Imposible ocultar mi alegría cuando entré a mis redes sociales y se lidera en todos lados la situación con la familia Montero y como ya salió un comunicado por parte del hijo mayor, diciendo que va a atacar a su familia con todo el peso de la ley si la noticia llega a ser cierta.

Por eso él es mi cuñado favorito, es el único que en verdad tiene cabeza fría y capacidad de pensar en esta familia.

Ahora fue el turno de Catherine Castillo en recibir una llamada. Exacto, mi turno.

Por un momento pensé que sería Dylan llamando para pedir un favor justo como aviso antes de irse, me equivoque, la pantalla solo muestra un número sin registrar y di por hecho que sería Han Emris, el dueño de TV 's Latte.

Lo dejé sonar por unos segundos, no dispuesta a dejar en claro al hombre que la llamada causa un gran interés en mi persona.

—Uno… dos… tres… —Segui contando, o al menos lo hice hasta llegar al diez y contestar solo cuando pensé que ya el teléfono colgaría la llamada por si solo, colocando este contra mi oreja. —Buenas noches. ¿Quién habla?

—¿Sola?

—No conozco a ninguna “sola” —Con burla en mi voz solo escuché las risas de la contraparte, bastante divertido por mi respuesta audaz.

—Habla Han Emris. No sé si me conoces.

—No creo.

—Alto, asiático, dueño del TV 's Latte. ¿No te sueno para nada?

—¿Tu no eres el del café?

—Ah sí, también te compré comida para que te lleves a casa.

—Ay si te recuerdo. Excelente trabajo con esa noticia de hoy, querido. Dylan Montero salió furioso a casa de su madre, si muere de un infarto será la noticia del mes. —Dedique un tiempo a mirar mis uñas, sosteniendo el teléfono sobre mi hombro con mi cabeza. —La reportera es muy profesional, por cierto.

—En TV’s Latte nos enorgullece ser lo mejor de lo mejor en todo, hasta causando infartos a viejas miserables como Claudia Montero. —Una carcajada escapó de mis labios, una broma bastante cruel que me hace bajar los humos por unos segundos, o al menos hasta que recuerdo lo miserable que es en verdad esa mujer. —Quiero suponer que si su adorado esposo salió a auxiliar a su madre. Usted está-

—Si, estoy sola en casa. ¿Por qué tanta insistencia, Han Emris? ¿Me invitará a salir? —Cruce una pierna encima de la otra, derrochando una actitud coqueta y divertida para mi misma al tener el atrevimiento de hacer esa pregunta, solo escuchando pequeñas risas por parte del hombre desde el otro lado de la línea.

—Quizás. ¿Le gusta beber?

—Un poco, no soy fan del mundo del alcoholismo. Aunque una copa de vez en cuando, nunca sienta mal.

—En ese caso. ¿Le gustaría salir a beber una copa conmigo? Para celebrar este primer paso que cumplió con nuestros objetivos de forma gratificante.

Deje la línea en silencio por un tiempo, como si en verdad pensará la respuesta a lo dicho.

Algo que solo dejé de pensar cuando el teléfono de la casa comenzó a sonar, la advertencia de que Dylan llama para pedir esa dichosa ayuda que yo no voy a proporcionar.

No lo merece, ninguno de ellos lo merece.

—Claro, iré a tomar un trago contigo. Dime a dónde voy.

—No será necesario, mejor dime en donde te pasó buscando. —Eleve mis cejas, sorprendida por el nivel de caballerosidad por parte del hombre.

—Te pasaré mi ubicación por mensaje.

—¿No sabe su dirección, señorita Castillo?

—No. ¿Te molesta?

—Solo es un detalle… gracioso.

—Que bueno que sea tan divertido para ti, anda, ve arrancando en carro que ya estoy lista. —Mentira, pero soy consciente de que no tardaré mucho en arreglarme, no cuando ya me bañé temprano y solo busco un conjunto en el clóset para usar.

—Nos veremos en un momento, señorita Castillo.

—Lo mismo digo, Señorito sola. —Volví a burlarme, colgando la llamada y pensando por tan solo unos segundos.

¿Qué carajos te pasa por la cabeza, Catherine Castillo?

M****a, no lo sé.

Solo sé que esta porquería es de lo más excitante que puede pasar en mi vida estos últimos meses.

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