Lana
Mis pies se mueven por inercia mientras mi cuerpo se tambalea de un lado a otro intentando entender qué está sucediendo, me duele el estómago de tanto reír y siento la garganta seca. Corro en dirección de Izel tratando de alcanzarla, de tomar su mano pero el tiempo es mi enemigo.
Parece que la tierra se la comió, la parte que antes estaba cubierta de hermosas flores con un significado contrario a su belleza desaparece junto a mi amiga y ahora tenemos delante de nosotros un pedazo desierto y vacío.
–¡Joder!– chilla Amon posicionándose a mi lado. Ambos nos ponemos en alerta cuando de los arbustos sale una chica la cual antes había estado hablando con Izel. Ivar corre a auxiliarla, puesto que está herida.
–¿Estás bien?
–Creo que no– le responde a Ivar.
–Esta zona es muy peligrosa chicas, ¿Cómo se les ocurre venir aquí? Sobre todo tu Laila, ¡eres del reino!– Ivar señala molesto a rubia, quien se encoge de hombros intimidada ante el regalo severo de su amigo
–No lo sabía– se defien