Cora
En qué momento habían llegado hacia nosotros si los estábamos viendo hace unos segundos. Vampiros, qué esperaba.
–Levántense– pide la mujer obligándonos a ponernos de pie.
–¿Qué le has hecho a mi aldea?– las palabras salen solas de mi boca, Isaac gruñe cuando los vampiros me toman del brazo y Karia se pone a la defensiva.
–¿Yo? Solo la reconstruí niña tonta– los vampiros nos aprisionan y no es conveniente empezar un con frotamiento en un lugar que está repleto de vampiros. Es mejor tener calma y no desesperarse.
En un abrir y cerrar de ojos estamos en la puerta de mi aldea, la vibra es oscura, se siente como un peso sobre nuestros cuerpos y con cada paso que doy siento como mis piernas flaquean, las lágrimas se centran en mis ojos y los recuerdos invaden mi mente.
Papá jugando conmigo, persiguiendome por todos lados, mostrándome la fotos de mamá, jugando con los niños de mi aldea y todos los recuerdos bonitos. Ellos nos guían a lo que conozco como la prisión de la aldea y nos obl