Astrid miró a su alrededor, y tosió —¿Qué quieres? Tengo algo que hacer.
—No te retrasaré, hablaré contigo de camino — Con eso, tomó su mano y la llevó al coche.
Le guiñó un ojo a Susi, quién la siguió hasta el coche.
James no se opuso, pero pidió a White que condujera.
El ambiente en el auto se volvió un poco incómodo durante un tiempo. La mujer sentada a su lado solo miraba por la ventanilla, sin prestarle la mínima atención, mientras que White se concentraba en conducir y Susi miraba su teléfono móvil.
—¿Firmaste el contrato? — preguntó él a sabiendas de la respuesta.
—No se para que preguntas, sabes la respuesta de todos modos.
—Así que nos dejaste de lado y fuiste a la casa Versace sin tenernos en cuenta, ¿sabes que tenemos derecho a pausar todo tu trabajo y dejarte fuera por el tiempo que consideremos necesario?
—Si quieres hacerlo, no me opondré. Lo tomaré como un descanso. — dijo Astrid con deliberado desafío.
Ella sabía que no lo haría. A no ser que no quiera que siga ganando