— ¿Hasta qué hora me dijiste que te esconderías aquí?
Daniela se cruzó de brazos delante de Nina, dando golpecitos con la punta del pie contra el piso
— No te dije – Nina se encogió de hombros.
Con el cabello recogido en una coleta, un short negro y una camiseta blanca holgada, Nina se rehusaba a levantarse del sillón de Daniela.
— Nina… tengo cosas que hacer.
— No te retengo, ve, ve… ¿O es que no confías en mí como para dejarme sola?
— Nina… — Daniela – no tengo ningún problema con que te quedes aquí mientras no estoy, pero quedé con un amigo aquí…
— ¿Y no puedo conocer a tu amigo?
— ¿El General no se molestará si te ves con otros hombres?
— No es mi problema que se enoje… ¿Tú te enojarás si no me voy? ¿Por qué me corres por ese amigo?
— Porque es un amigo con el que me veo una vez a la semana para… liberar estrés ¿Necesitas que te lo diga más claro?
— Magnolia sale de su terapia en media hora… ya me voy.
— Gracias – se colocó unos aretes con una sonrisa.
— Pero no me voy para no mo