— ¿Por qué llegamos tan temprano? Casi no he dormido por tu culpa — se quejó Glenn.
— En lo que a mí respecta, has dormido lo suficiente — replicó Blas, con un tono de voz cortante.
— He estado trabajando hasta tarde estos últimos días — continuó diciendo Glenn, con un toque de dramatismo en su tono.
— ¿Crees que soy ingenuo? No has hecho nada con la información que te envié esta semana — Blas lo miró de reojo, con dureza.
— ¿Cómo sabes que no he hecho mi trabajo? — preguntó Glenn, con evidente temor en su voz, consciente de que se habían pasado los días haciendo todo menos trabajar.
— Siempre lo reviso — informó Blas. — Ahora debes termina las instalaciones para que te pongas al día con lo que tienes atrasado, ¡y hazlo hoy! —.
— ¿Hoy? ¿Estás loco? — refutó Glenn, pero su protesta se desvaneció cuando vio la seriedad en los ojos de Blas.
— Si no terminas, buscaré a alguien que sí haga el trabajo como debe ser —.
— En mi defensa, nunca encontrarás a otro como yo — respondió Glenn, inte