- Tienes que volver al escenario. - Dijo mi asistente, furiosa.
Ese niño era los ojos y los oídos de mi manager, quien no pudo asistir a ese programa debido a otro compromiso. Y no me importaba lo que él le dijera.
- ¡No! - dije, sonando como un niño mimado.
- ¿Qué estás pensando? Esta gente pagó para verlo cantar y no para sacar a una fan del escenario y follársela en el camerino, idiota. También podría hacerlo después de que termine el espectáculo. – Ahora fue Otávio quien habló, furioso.
Él era el hombre que organizaba los espectáculos de práctica y estaba conmigo dondequiera que iba. Era serio y dedicado y gracias a él había evolucionado mucho como artista. Antes yo era solo un cantante.
Miré a Sabrina y luego a él:
- Ella no es solo una fan...
- ¡No claro que no! – se rió irónicamente – Empaca tu puta ropa y vuelve ahora al escenario antes de que destruyas tu breve carrera en menos de quince minutos y te arrepientas por el resto de tu vida.
- Ve... - Dijo Sabrina inmediatamente,