- Yo... leí sobre eso. - Mentí.
Suspiró y me colocó contra el alféizar de hierro, frente a él, rodeándome con sus brazos:
- ¿Qué cantante no sueña con ser famoso y ganar dinero con su música, verdad?
- ¿Usted compone? - pregunté, rodeando su cuello con mis brazos, sintiéndome protegida allí, junto a él, como si nada en el mundo importara más que nosotros dos y las cosas que nos confesáramos en ese momento.
- Sí... Algo salió de mi mente enloquecida y convencida. – Recibí una sonrisa más tranquila y menos tensa.
- ¿Y se lo has enseñado a alguien? ¿Alguna vez sonó?
- Nadie quiere escuchar mis canciones en la Copa Efervescente. Quieren cobertura.
- ¿Ya probado?
- Algunas veces... No fue bien aceptado.
- ¿Porque?
- Quizás la letra era demasiado romántica, aunque el ritmo no lo era.
- ¿Quién fue tu inspiración, “el cantante”? - No podía dejar de preguntar, curioso y al mismo tiempo sintiendo miedo por la respuesta.
Él se rió entre dientes, levantando la cabeza juguetonamente:
- ¿Celos, niñ