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En otra ocasión, cuando salía de la escuela, Rosana encontró a Pompeyo sentado en la puerta con su periódico habitual bajo el brazo.
__O qué pasó, tío Papa?
__ Yo vine recogerla. Tu madre me pidió este favor.
__Andia bien. - soplar la niña aliviada. __Seno tendría que quedarse aquí durante horas esperando a uno de ellos. - algo muy común.
Pompeyo, que ese día parecía muy lúcido, miró a la niña con preocupación.
__Esso sucede con demasiada frecuencia?