EPÍLOGO
El lunes, Rosana caminó de un lado a otro sin saber qué poner a trabajar. Estaba abatida, desanimada y pensando en renunciar a todo cuando escuchó un golpe en la puerta. Se encontró con Rubia y Rosa. Ambos se rieron con una expresión extraña. Entraron como locos, sosteniendo dos bolsas y hablando como dos matracas despertando a los niños.
__O ¿qué está pasando? - preguntó Belinha bostezando, arrojándose en el sofá de la habitación, somnoliento.
__No sé... Buena pregunta. ¿Qué pasa? - preguntó Rosana confundida.
Aún más Anne que entró en la habitación y se detuvo aturdida sin entender nada. Nunca se levantó de la cama tan temprano.
Rosa abrió su bolso y se quit&oac