CAPÍTULO 7
DANIELA CASARES
Siento que me va a reventar la cabeza, me pase de copas, anoche, lo bueno que estaba con mi primo y mi amiga que me cuidaron. Yo creo que ya ni me van a invitar, me río.
Hago gestos de dolor, mientras que sostengo la cabeza con ambas manos. No vuelvo a tomar de esa manera, tomé como si se fuera a acabar el alcohol para siempre, qué horror, mi cabecita, aush.
Me vuelvo a acomodar entre mis cobijas y prendo la televisión para seguir viendo la telenovela.
Me suena el celular y contesto.
—Hola, pá. ¿Cómo estás? —Pregunto. Pongo pause a la novela.
—Bien, gracias a Dios, ¿Y tú?
—Bien, también, gracias a Dios.
—Qué bueno, hija. ¿No le has dicho a nadie sobre el dinero? —Inquiere.
—No, nadie sabe —Respondo tranquila.
—Bueno.
Estuve platicando un buen raro con mi papá. Me preguntó por Iker, le inventé que ahí estamos, que se ha venido aquí a la casa para que no esté sola, me respondió que le daba gustó que me cuidará. Si supiera la verdad, pero no quiero mortificarl