112. La primera consulta
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Luego de un viaje largo llegaron a darse un baño en el hotel, tenían una suite con dos habitaciones y luego irían a ver casas, tenían que quedarse meses en Ginebra a causa del tratamiento. Así que había que pensar a largo plazo.
—Te ves algo pálida —le dijo Max siempre observador.
—Estoy un poco mareada, me voy a recostar un poco antes de poder ingerir algo —le contesta Julieta, con una sonrisa temblorosa tratando de no preocuparlo.
—Descansa, luego pedimos servicio a la habitación. No creo que sea bueno que salgas así y necesitas descanso en tu condición —aconseja Max.
Había decidido a informarse más del embarazo de Julieta, pero no quería abrumarla con sus preguntas.
—Sí, gracias —se da media vuelta y entra en su habitación.
Julieta jamás pensó que estaría en este tipo de situaciones con Maximiliano Hawks, pero no se arrepentía de ayudarlo.
Al día siguiente Julieta y Maximiliano entraron al consultorio, el aire de Ginebra era fresco, casi frío, pero había algo reconforta