POV de María
Cercei siempre había sido fácil de predecir, pero en este momento no tenía idea de dónde estaba.
No había un rastro claro que seguir, solo el coche robado que había abandonado, varado en medio del camino. Tal vez mi propio corazón estaba tan cargado de preocupación que nublaba mis pensamientos.
Sabía perfectamente a dónde se dirigía: a la mansión Moonstone. Pero el plan era detenerla antes de que llegara a su destino y hacerla entrar en razón antes de que fuera demasiado tarde.
Me marché de los Rojos sin decir una palabra, sin despedirme de nadie, ni siquiera de Frank. Ya les había dicho que iría a traer de vuelta a Cercei, y cargaba enteramente con la responsabilidad de su huida. Había subestimado a Cercei y no preví su osadía, fueran cuales fueran sus razones. Eso no compensaba el pequeño truco que me jugó.
—¡Te voy a jalar del pelo, Cercei! —susurré en voz baja.
Ahora que estaba de nuevo en las calles, sola y sin un rumbo claro, un vacío abrumador me envolvía. Mi mente