Capítulo 43. Reencuentro en cenizas.

Pov Alaric:

No recuerdo haberme sentido tan débil en toda mi vida. No hablo de la herida, aunque todavía me arde el costado cada vez que respiro, sino de lo que significa estar aquí, tumbado en la cafetería de Aylin, con el sabor metálico de la vergüenza en la boca. Ella me salvó. Otra vez. Y yo, como un imbécil, lo único que puedo pensar es en todo lo que hice mal para llegar a este punto.

Cuando abro los ojos, la veo sentada cerca, con los brazos cruzados y la mirada fija en el suelo. No dice nada. Solo está ahí, observando como si estuviera esperando que me levantara y me largara de una vez. Y lo entiendo. Lo entiendo mejor que nunca.

—Aylin —digo al fin, mi voz áspera por la sed y el cansancio.

Ella me mira de reojo, pero no responde.

—Gracias. Sé que no tenías por qué hacerlo. Podrías haberme dejado morir en la puerta y nadie te habría juzgado.

—No lo hice por ti —contesta, seca, con esa dureza que me atraviesa más que la daga de los br