Guadalupe suspiró, deteniendo lo que estaba haciendo para mirarla.
— No puedo hablar. — susurró, apoyándose contra el mostrador.
Olivia observó a su abuela, sin ocultar su preocupación. Nunca la había visto así. El Lobo se acercó a su abuela y le tocó ligeramente el hombro.
— Soy una antigua hechicera, lo sabes. — comentó volviendo a mirar a la niña — Y hay muchas cosas que no saben de mí, Olivia... y espero que el día que lo sepan, no me juzguen y mucho menos se alejen de mí. ...
— Abuela…
Guadalupe sonrió, sosteniendo el rostro de Olivia. El Lobo se dio cuenta de que su mente todavía estaba bloqueada para ella.
— Hay un hechizo muy poderoso vinculado a mí y a mi familia. Si digo lo que sé del caso me estaré condenando a muerte... — Guadalupe besó la coronilla de la chica frente a ella — Y soy muy egoísta por evitar decir lo que sé para que ellos puedan entender a qué nos enfrentamos...
Olivia tocó los labios de la anciana con la punta de su dedo índice. Los ojos de Guadalupe se abri