Rashad.
Obsesión…
Todo dentro de mí se hizo un caos. Intenté pasar por alto su mirada de angustia, traté de hacer mi mayor esfuerzo para reducir la conmoción que sus palabras y lo que sus ojos me estaban causando.
Pero no pude…
Había una mezcla de ira, de rabia y de esa sustancia extraña que cada vez se hacía más viva en mi cuerpo que provenía de Hadassa. Cada vez se hacía fuerte, e incluso se comparaba con lo que pude sentir por Malek cuando lo dejé aquella vez.
Esta situación tibia que de alguna forma me creaba agonía, me hacía pensar diferente, y desequilibrarme al mismo tiempo, tomaba fuerza cuando esos ojos llenos de eso, desconocido, se clavaban en mí como una daga mortífera, pero que a la vez me daban otra especie de vida.
El aliento literalmente quemó mi garganta y ese dolor en el pecho, en este punto ya era insoportable de sostener.
—Cállate… —mi boca susurró de forma lenta, dolorosa y quebrada, pero esta mujer nunca tenía un límite, y yo nunca se lo colocaba.
—Ya… estoy ente