CAPITULO 6 SOY EL MEJOR

EROS

Ser el último hermano West no es tarea fácil.

Tenía cuatro años cuando mis padres se separaron, en realidad no recuerdo mucho a mi padre en esa etapa de mi vida y mi madre, bueno, ella debía ser ausente por asumir la presidencia del corporativo.

Adam tuvo que hacerse cargo de nosotros, él tenía trece años cuando asumió su rol de padre y por eso guardo cierto respeto hacia él, siempre cuidó de mí y me instruyó. Cuando él subió a presidencia, mi madre se quedó en casa, desde entonces ha sido terriblemente hostigante.

Adam y Nicholas corrieron con la suerte de irse de casa tan pronto como pudieron, pero a mí me dejaron con ella, arrastrándome a todos lados donde ella quisiera, compensando la ausencia, a pesar de ser hostigante, orgullosa y ocurrente, es una madre misteriosa.

El tiempo que he estado con ella, indirectamente, me ha enseñado su forma de ser, al principio creí que solo era quisquillosa, pero guarda muchos secretos. Además de que descubrí que mi habilidad era la observación estuve analizando lo que sucedía en la “familia”

Todos guardan muchos secretos… exceptuando Adam, aunque parezca un perro bravo endemoniado, es más ingenuo que un niño y sus emociones son claras, él es transparente e irracional, es fácil de prever.

Mi madre es igual de irracional e ingenua que él, pero ella sabe ocultar muy bien las cosas.

Nicholas… él es realmente un adversario y recientemente he descubierto que es peligroso, en cualquier momento él podría terminar muy mal.

Ninguno de los dos duraría mucho en la presidencia, ambos podrían llevar a la quiebra, por eso mi idea es quitarlos de en medio antes de que todo colapse.

He decidido presionar la debilidad de ambos, lo cual es la mujer de cabello negro que estaba de espaldas a mí, observando de lejos el trabajo que los trabajadores hacían, ajena a todo alrededor.

—Está programada para que terminen en febrero—le dije al acercarme.

Brusca se giró asustada.

—Eros, buen día—exclamó sofocada.

—Buen día—le devolví el saludo.

—No te escuché, disculpa—se llevó una mano al pecho, debí haberme aclarado la garganta para no haberla asustado—. Me estaba dando a la idea de que terminarían el próximo año. Programaré una inauguración.

—Es una buena idea—convine—. Necesito que firmes algo.

—Oh, claro, vamos a la oficina.

Hice un ademán para que ella pasara primero.

Eso de que firmara el documento era solo una excusa para verla, tenía que saber por mi propia cuenta si lo que me habían dicho era cierto. De ser así, Adam podría matarme de verdad.

Debo indagar, tomé aire.

—¿Qué tal tu fin de semana?

Ella me miró de soslayo, siempre con esa sonrisa amable.

—Bastante maravilloso, como siempre—su sonrisa se hizo un poco más grande, marcándole los hoyuelos—. Los niños y yo pasamos la tarde con los abuelos, jugando lotería y botanitas, James vendrá el próximo fin de semana y los niños están contentos, así que, todo está perfecto—levantó la barbilla, haciendo que su cabello cayera sobre su espalda, tragué en seco—. Es un otoño muy lindo—miró hacia los árboles castaños—¿Qué tal tu fin de semana?

—Eh… interesante.

No dije más y ella asintió.

—Eres un misterio, deberías disfrutar un poco—se encogió de hombros—, un concierto no estaría mal, como dicen por ahí, la juventud nunca vuelve.

¿Juventud? ella apenas y era siete años más grande que yo, pero no le contesté, quizá ser madre joven la había privado de ciertas cosas.

—¿De qué trata? —me preguntó de repente apuntando el documento, cambiando de tema, lo cual agradecí en silencio.

Sacudí la cabeza, reacciona.

—Es parte de la renovación de los permisos, estoy adelantándome para inicios de diciembre, antes de que sea imposible continuar con el trabajo.

—Entiendo, parece que el clima será bastante frio—su secretaria no estaba en su sitio—. Me alegro de no presenciarlo.

—¿No presenciarlo? —llamó mi curiosidad, me detuve.

—Oh, regresaremos a Jalisco para vacaciones—explicó—, siempre solemos pasar las fiestas allí.

Era de esperarse, Holly es muy apegada a sus raíces, incluso su oficina estaba decorada con mucha de su cultura, colorido y artesanal, bordados y esculturas.

—Es una excelente idea—contesté.

—Cuando quieras puedes ir—le brillaron los ojos de emoción—. Mis abuelos tienen una hacienda, mis primos son charros y todos los años hacen competiciones de charrería en el pueblo, te gustaría—luego sonrió con picardía—, igual y conocer a una linda tapatía—me sentí enrojecer—, o tapatío—se encogió de hombros.

—Gracias por tal oferta—la puerta estaba abierta, me hizo entrar a la oficina

La secretaria dio un respingo y saltó hacia atrás dejando ver, un arreglo en el escritorio de Holly.

—Lo acaban de dejar—soltó en cuanto nos vio entrar la pequeña secretaria—, tiene una tarjeta, ¿es de su cita?, son tan lindas

¡Una cita!, es cierto lo que me dijeron, m****a, Adam va a asesinarme, estará furioso.

Vi como Holly se sonrojó.

—Dash, que cosas dices—se adelantó para tomar la tarjeta, la leyó rápidamente.

—¿Lo es? ¿si lo es?

—Sí, Dash, lo es, tranquila— me aclaré la garganta, Holly sonreía anchamente—. ¿Podrías dejarme sola con el joven West?

—Sí, sí.

Dash pasó rápidamente, igual de sonriente que Holly, aunque me parecía que ella estaba más emocionada que Holly. 

—Me alegra que hayas conocido a alguien—quería indagar solo un poco más.

—Gracias—depositó la tarjeta en el cajón bajo su escritorio, es lista—. Entonces ¿los papeles?

Sí, es astuta. Le pasé los papeles, ella los tomó y comenzó a leer.

Adam se enterará de igual manera, Holly deberá saber a lo que se enfrentará.

—Necesitaré que me acompañes a la oficina el próximo miércoles—asintió sin dejar de leer—, tendremos que tener una junta con los abogados—continúe despacio, tanteando el terreno—, Adam determinará la participación de los apoyos—se detuvo, frunció ligeramente sus cejas, pero luego continuó como si nada. Oh Adam, estás en problemas, ella no siente nada por ti—. La señorita Sparrow también tendrá que venir.

No dijo nada hasta terminar de leer, tomó su bolígrafo y levantó la cabeza para mirarme, el brillo de antes no estaba.

—Claro, ¿a qué hora será? para poder agendarlo.

Le di la hora y la dirección.

Pero no podía irme aun, debía indagar otra cosa.

—Eh… una última pregunta—comencé, ella ladeó la cabeza—, ¿alguna vez recibiste correspondencia de algún lugar?

—¿Correspondencia? —parecía demasiado confundida, luego sopesó—, solo he recibido algunos paquetes—se llevó una mano al cabello—, pero son de las cosas que he pedido en internet, digo, no tienen nada que ver con la escuela.

—Entiendo.

—¿Por qué?

—No, por nada, eh, parece ser que un día la secretaria se equivocó al enviar unas cosas, creí que estaban contigo, pero no era nada importante.

—Oh, de acuerdo.

Era hora de salir de aquí cuanto antes.

—Que tengas buen día.

—¿Es todo? ¿Por qué no tomas una taza de café?

—Oh, no, gracias, es un día un poco agitado, así que debo ir a otros lugares.

Ella frunció los labios.

—Entiendo, entonces, que tengas un buen día.

Salí tan rápido como pude.

La secretaria se levantó de súbito como un soldado, haciendo que varias cosas cayeran al suelo, como si la hubiese sorprendido haciendo algo indebido.

—¡Hasta luego señor! —soltó casi gritando.

—Eh… Hasta luego.

Salí disparado, sin dejar de pensar en lo que sucedería. Esto solo podría ser a causa de alguien, y para ello…

—A la oficina—le dije a mi chofer.

Adam había dejado las cosas claras, cuando regresara de Atenas, haría de todo para que Holly volviese a confiar en él, sus esperanzas se me habían hecho bastante infantiles, ¿Quién en su sano juicio perdonaría aquello?

El día en el que Holly lo corrió de su casa, llegó empapado a mi habitación en el hotel, en cuanto abrí la puerta supe lo que había sucedido, pues estaba ebrio y mojado. Nunca vi a mi hermano desecho por Sadie, al contrario, parecía que simplemente se había entregado al alcohol y a los malos hábitos. Pero continuaba siendo él, en teoría.

Ese día fue extraño, intentar consolar a tu hermano mayor es bastante raro.

—¿Por qué no te quedaste y aclaraste las cosas? —le pregunté.

—No lo entenderías—contestó con pesadumbre, como si pareciera que gimoteaba—, no viste su rostro, ella no quería verme y no podía soportarlo… no de nuevo.

—Ella no hizo nada malo, deberías intentar remediarlo, podrías… ¿Por qué no la llamas?

Negó con la cabeza.

—Destruí mi celular—arrastró las palabras.

—¿Por qué hiciste eso?

—Estaba enojado.

—Entonces… ve temprano, se sinceró, dile lo que sucedió, no lo sé, has lo que tengas que hacer.

Se dejó caer en la cama, rendido y ebrio, soltó un par de carcajadas chillonas y luego se quedó dormido en mi cama. Esperé un poco para tirarlo de ella.  

Dejé que se durmiera, pero al día siguiente lo desperté tirándole agua fría en la cara.

—¡Qué demonios te pasa!

—Levántate cobarde, ve tras ella.

Lo pensó un momento, si Holly seguía con él podía evitar que todo el trabajo se entorpeciera, tal como lo que había pasado con Sadie.

Se marchó.

Poco después de que se fue, recibí una llamada de Ezio (vicepresidente en Grecia), había una crisis y Adam debía ir cuanto antes. Ni siquiera Nicholas podría ir, solo debía ser Adam, quien no tardó mucho en regresar, estaba furioso.

—¡Ese hijo de perra! —me gritó.

—¿Qué sucedió?

—¿Qué sucedió dices?, ese hijo de perra de Hawking aprovechó el momento, ella lo perdono ¡los encontré abrazados!

—¿Hablaste con ella?

—¿Cómo podría? ella lo perdonó y yo…—apretó los puños—, esto no se quedará así, ella es mía y él no la tendrá.

Me estremecí por completo.

¿Cómo podría ser que una sola mujer causara tales arrebatos? mis dos hermanos estaban locos por ella.

Pero yo la había tratado, su naturaleza es gentil, pero es un imán para los terribles hombres y los hace enloquecer, aunque ella no lo sepa.

Es un encanto de sirena.

—Mañana voy a…

—Me temo que no podrás hacer nada, por ahora—lo interrumpí, pero me planteé firme.  

—¿Por qué carajos no podré hacerlo?

Tomé aire.

—Ezio llamó, tenemos una crisis en Grecia, varios de los accionistas están retirándose, Ezio no ha podido detenerlos, si continúan de esa manera los apoyos…

Se llevó una mano al rostro.

—Maldita sea.

—Ya reservé tu vuelo.

Se quedó callado por un largo rato, mirando a la nada, debatiendo entre el deber y la emoción, ¿por qué le era tan difícil tomar una decisión?

Me señaló.

—Te quedas a cargo de todo, no dejes que Nicholas haga una estupidez, me encargaré de hacer algo por Holly, pero mantenme al pendiente si algo sucede con ella.

Asentí.

Desde entonces han pasado tres meses en los que Adam no ha podido regresar.

Tiene un nuevo celular, pero Holly rechaza sus llamadas, le ha enviado cartas, pero no ha recibido contestación, lo cual me hizo dudar bastante.

Si Holly recibió el telescopio de Adam, ¿Por qué no quiso recibir las cartas y sus llamadas?

Todo este tiempo la noté bastante bien, imperturbable y eso me preocupó, pues Adam podría estar hecho una fiera y ella no lo sabía. Así que la pregunta más importante ¿Por qué ella no había recibido las cartas?

El chofer me dejó frente al edificio del corporativo, hoy podría saber lo que sucedió con esas cartas.

Nicholas no estaba en Illinois, esta mañana tuvo que salir a Nueva York. Es sospechoso, él y Dakota también habían terminado, pero deduje lo que sucedía. Dado el discurso que nos dio era fácil saber por qué.

Sin embargo, la privacidad no es uno de mis fuertes y Denes (mi chofer) es bastante útil, además, soy bastante bueno investigando.

Hace tres semanas que Nicholas ha estado bastante raro, había tenido guardado todo este tiempo lo que había hecho.

Pulsé el ascensor, el piso donde se encontraba la oficina de Nicholas.

Hice que Denes lo vigilara. Las fotografías que Denes tomó apuntaban a que Nicholas y Dakota habían estado viéndose estas tres últimas semanas.

¿Por qué lo tenían en secreto?

Antes de que Denes me reportara aquello, Dakota había salido con más hombres. ¿Cómo habían regresado? ¿por qué?

La secretaria de Nicholas me saludo, me metí a su oficina, me lancé sobre su escritorio. Ya había revisado su habitación en el hotel donde se alojaba, pagué a una mucama para que lo hiciera, pero no encontró nada.

Entonces estarían aquí.

Abrí cuanto cajón pude, nada, tiré de los estantes.

En apariencia, unos tomos de clásicos estaban perfectamente apilados, los tomé, me di cuenta de que no eran libros, sino una caja. Extraje aquella caja, pero solo podría abrirse con código digital.

Me reí internamente.

Muchos podían subestimarme, y eso era lo mejor.

Extraje de mi saco la billetera en donde guardaba las huellas de Nicholas y de Adam, ¿Cuántas veces no me han servido?

Algún día este imperio sería mío.

La pantalla de la caja se encendió en verde y el panel de la puerta se abrió, dentro estaban las cartas de Adam y un documento en sobre.

Tomé fotografía de las cartas y abrí el sobre, leí el documento con rapidez.

—Ja—me reí con fuerza.

Aunque Nicholas fuese muy sospechoso, ya estaba intuyendo sus movimientos

Guardé de nuevo aquella acta civil y coloqué las cartas en su lugar, cerré la caja y la coloqué donde estaba.

Dejé las cosas como estaban y luego salí de la oficina.

—No estuve aquí—le advertí a la secretaria y le dejé un sobre en su escritorio, dentro le dejé diez mil dólares.

—Sí señor—contestó simple.

Subí hacia la oficina de Adam, provisionalmente era mía.

Lo llamé, esperé un par de segundos hasta que contestó.

—Tengo algo interesante que mostrarte.

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