REY DE OROS. CAPÍTULO 54. Un contrato notariado
REY DE OROS. CAPÍTULO 54. Un contrato notariado
Damian apretó los labios frente a aquella sentencia. Llevaba catorce años viviendo con aquella mujer y no sabía cómo no lo había visto. ¿No se había dado cuenta antes de que ella no lo quería o era que… era que lo había dejado de querer de un día para el otro?
—No vengo a quedarme —dijo con la voz temblorosa, pero decidida—. Necesito trabajar para poder estudiar y… y no me dejarán mientras tenga un tutor legal. Así que quiero emanciparme.
Alana lo miró como si acabara de anunciar que pensaba mudarse a Marte con un burro y una maleta.
—¿Qué tontería estás diciendo ahora? —le escupió.
Damian, nervioso, sacó los papeles y se los mostró con manos que sudaban. Antes de que pudiera explicar nada, ella se los arrebató de un tirón.
Alana hojeó las hojas con rapidez, cpn los ojos encendidos de furia.
—¿Quién te está metiendo estas ideas absurdas? —le escupió como si la palabra “absurdas” fuera veneno.
—¡Mamá! ¡Estuve durmiendo en la calle por día