REY DE OROS. CAPÍTULO 43. Un vampiro consentido
REY DE OROS. CAPÍTULO 43. Un vampiro consentido
Costanza se plantó delante del escritorio de Alaric con una sonrisa misteriosa. Él, que ya la conocía lo suficiente para saber que esa sonrisa siempre escondía algo, la miró con recelo divertido.
—¿Tú hiciste esto, señora Thorne? —le preguntó con sorpresa.
—Yo mismita y con ayuda. ¿Sabes que eso de ser la otra dueña de esta empresa es fantástico? ¡Todos me ayudan mucho! Así que hoy despejaron tu agenda completa —anunció ella, inflando el pecho como quien revela un plan maestro y Alaric arqueó una ceja, a punto de babearse a sus pies.
—¿Mi agenda? —repitió, girándose hacia su asistente como si buscara confirmación, y Nélida, con su compostura imperturbable de siempre, asintió.
—Así es, señor Thorne. Está usted completamente libre.
Alaric entrecerró los ojos, sospechando que aquello no era producto de la eficiencia administrativa sino de la conspiración más descarada.
—¿Y exactamente qué quieres hacer en doce horas? —le preguntó a Costanza