CAPÍTULO 78. Toxinas y casualidades
CAPÍTULO 78. Toxinas y casualidades
No había conductor de fórmula 1 que se le comparara y probablemente para las diez de la mañana tendría dieciocho multas de tráfico de las cámaras de los semáforos, que Tristan tendría que quitarle gracias a sus encantos para conquistar a las inspectoras. Pero a Rowan no le importaba nada en aquel momento.
Manejaba como si estuviera poseído, con las manos apretadas en el volante y la mente en un torbellino de miedo y confusión. Sentía que el corazón le latía tan fuerte que podía escucharlo retumbar en sus oídos. A su lado, Raven permanecía inconsciente, pálida y cansada, su respiración era irregular y débil, y de cuando en cuando vomitaba un poco de bilis, porque ya no tenía nada en el estómago. Y al quinto vómito el terror lo invadió por completo: ¿qué diablos le estaba pasando?
La escena se convirtió en un caos cuando llegó al hospital. Médicos y enfermeras corrieron a recibirla, arrancándola de sus brazos para subirla a una camilla y llevarla rápi