CAPÍTULO 36. Verdades y "dóndes"
CAPÍTULO 36. Verdades y "dóndes"
Raven lo acariciaba como si acabara de recordar que aquella era su luna de miel y no un paseo por la campiña. Le plantó un beso sin pedir permiso, de esos que hacen olvidar el nombre, la hora y el clima. Y Rowan se quedó inmóvil porque su voluntad era más fuerte, aunque por dentro se estaba peleando con todas sus neuronas para no responder como su cuerpo le pedía a gritos.
Raven se acomodó con una picardía evidente, y se movió sobre él como si no supiera lo que provocaba. Lo sintió en un solo segundo, la forma en que su erección despertaba y se endurecía contra su sexo, la forma suave en que latía mientras sus respiraciones se iban desordenando.
Cada tensión en los músculos de Rowan era un aviso, estaba loco por tomar el control, pero al parecer su voluntad de mantener su secreto también era fuerte, así que Raven jugó todo lo que quería, hasta llevarlo al límite, y luego, como si nada, se apartó y nadó hacia el otro extremo de la piscina con una carcaj