Cap. 41 Lo que paso.
La Santa bajó las escaleras con paso tranquilo y se dejó caer en el sofá, cruzando las piernas con elegancia. En ese instante, Erika apareció con una pequeña bandeja en las manos. Sobre ella, unos dulces para acompañar el chocolate caliente.

—Traje algunos dulces para acompañarlo con el cochote caliente —dijo Erika con una sonrisa cálida.

Detrás de ella venía Ino, con el ceño fruncido y la mirada clavada en la Santa. No entendía el comportamiento de Erika.

¿Será que la está manipulando usando alguna habilidad? —pensó, inquieta.

Mientras Erika servía el chocolate, Ino se detuvo en seco.

—Un momento… ¿dónde están Plata y Hierro?

Erika la miró, confundida. La santa sonrió con aire despreocupado.

—Si te refieres a esas sirvientas… están en el sótano.

Sin decir nada más, Ino salió corriendo.

Al llegar al sótano, se quedó helada. Plata y Hierro estaban congeladas, atrapadas en modo de ataque. Ino apretó los dientes, sacó sus cuatro armas de caos las cuales tenían algo parecidas a cabezas de
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