Seven vio que la niña gato tenía una mancha blanca en la cabeza, con forma de sonrisa o luna creciente. Pensó en llamarla Sonrisa, Feliz, Alegría… pero tomó una decisión.

—Ya sé. Te llamarás Luna. ¿Qué te parece ese nombre?

—¡Sí! Me gusta ese nombre —respondió ella, feliz.

Yuno, algo molesta, intervino:

—¿Acabas de prometerle un pescado a esa cosa? Espero que lo cumplas. Si no lo haces… significaría que tu palabra no vale nada y entre los Representantes la palabra vale más que el contrato.

—No te preocupes —dijo Seven, molesto—. Cumpliré mi palabra.

Yuno, en su mente, pensó: ¿Por qué la trata bien? ¿Será que tiene toxoplasmosis y le está afectando la mente? ¿Debería alejarme de ella? No… no importa. Soy inmune. Mejor no le digo nada… espera… creo que puedo aprovecharme de esto.

Sonriendo, dijo:

—Por cierto… también tengo pescado.

—¿Qué?

—Te recomiendo que compres salmón. Según escuché… solía ser el favorito de los gatos.

—Bien. Entonces te compraré uno.

—¿¿Solo uno?? —dijo Yuno, molest