Ella, sonrojada y nerviosa, dijo:

—¿Y qué soy yo para usted?

Aún tenía esperanzas de que algún día él la aceptara. Por eso, al escuchar que le tenía “algo de cariño”, se emocionó.

—Pues… eres como una amiga en la que puedo confiar.

Esas palabras la desanimaron un poco. Ya estaba acostumbrada, por lo que no dijo nada. Pero en cambio, esas palabras hicieron enojar a Ino. Aunque se contuvo.

Ino respetaba y obedecía a Mario por haberla recibido en su casa, cuando la hermana de su padre no la quiso y simplemente se deshizo de ella. Pero quería que María y él estuvieran juntos, pues le guardaba más cariño a María que a Mario.

Jubi, al notar que Ino estaba molesta, preguntó:

—¿Por qué estás enojada?

—¿Por qué? ¿En serio no sabes nada? —respondió Ino en su mente.

—No… no sé nada. Recuerda que recién desperté.

—Después te cuento todo —dijo Ino en su mente.

—Oh, ahora que lo recuerdo… Por cierto, Ino, ¿cómo te fue en la venta de la tela que hiciste? —pregunto Mario.

—Me fue muy bien. Pude vender