Cap. 21 Robots.
Una hora antes…
Mientras viajaban en el taxi, Ino intentaba reconciliarse con Jubi, quien seguía molesta por haberle gritado.
—Vamos, Jubi… lo siento. No quise gritarte.
Jubi no respondía.
—¿Qué te parece si compramos algo rico después de la escuela? Como un pastel…
—¿Un pastel? —Jubi se emocionó al escuchar eso.
—¿Entonces me perdonas?
—Claro que sí… pero debe tener fresas frescas.
Con la paz restaurada, llegaron al local de pesas. Afuera, un letrero decía: Venta de pesas y barras económicas.
María tocó la puerta. Un hombre abrió, sorprendido de ver a dos mujeres interesadas en pesas.
—Sí, buenos días. ¿Qué se les ofrece?
—Hola, venimos a comprar algunas pesas. ¿Podemos pasar?
Al principio pensó que era una broma, pero recordó la regla de su jefe: no juzgar a los clientes. Las dejó pasar.
Al entrar, Ino sintió un escalofrío. El lugar estaba repleto de hierro.
—Esto es increíble —dijo Jubi, emocionada—. ¡Debe haber al menos siete toneladas!
Su voz se tornó oscura:
—Imagina lo que podrí