Usé toda mi fuerza y logré derribar a mi contrincante quedando así encima de él nada me preparó para lo que vi, no pensé que Alexander fuera tan idiota como para intentar asesinar a mi mujer con sus propias manos y dentro de nuestra habitación, levanté mi mano y le propine varios fuertes golpes en su rostro.
—señor, no se ensucie las manos, déjenos a nosotros — ignoré la voz de mi empleado y aproveché para hacerle pagar a este desgraciado cada una de las ofensas que le había hecho a Sofía. Este es por todas las veces que humillaste a mi mujer, este por todas las lágrimas que ha derramado por tu culpa, poco hombre basura y este es por mi hija.
—¡es mi hija idiota! Nunca podrás superar eso… porque así ella viva contigo, lleva mi sangre y eso no lo podrás cambiar, ¿crees que cuando ella crezca no me buscará? Ja, ja, ja, ¿has escuchado el dicho que la sangre llama? Yo solo esperaré hasta que ella venga a mí, ese día la pondré en contra de ustedes y sentirán todo el dolor que he sentido y