REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 13. Hay más caridad en una serpiente
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 13. Hay más caridad en una serpiente
La pregunta hace que el nudo en mi garganta se haga aun mayor, y eso confirma mis sospechas de ayer: sí revisó el sobre o al menos lo vio.
—No. —Mi respuesta es firme, sin titubeos.
Christian no parpadea; me sostiene la mirada y es demasiado evidente que no me ha creído nada. Sus ojos claros parecen analizarme, leerme, escudriñar cada milímetro de mi rostro en busca de una grieta. Pero no la encontrará. No en mí.
—Entonces explícame por qué financias un seguro médico que no existe —reclama y yo achico los ojos.
—¿Me estuviste investigando? —pregunto porque necesito saber si fue más allá. No puedo permitir que haya nadie, ¡absolutamente nadie inmiscuido en este asunto.
Christian se mete las manos en los bolsillos y termina negando.
—No, solo revisé lo que dejaste en tu gaveta.
—Un muy mal hábito que tienes que perder si quieres hacer negocios conmigo —replico dándole la vuelta al escritorio y apoyando el trasero en el borde.