REINA DEL MAR. CAPÍTULO 39. Cosas seriasLas palabras de mi padre me descolocan, y solo hay dos opciones para mí: o Ren todavía no le ha enseñado lo peligroso que puede ser, o de verdad cree que tratarme como a su prostituta y moneda de cambio personal le puede servir de algo.Sin embargo, aunque yo estoy con la sangre hirviéndome en las venas, Ren no parece impresionado; y su voz es firme y controlada cuando le responde.—¿Esa es tu última palabra? —pregunta, como si no le importara en absoluto lo que Tucker diga.Y mi padre se ríe y asiente, levantando las manos como si todo ya estuviera dicho.—Sí. Esa es mi última palabra. Quédate con mi hija y yo me quedaré con tus cuarenta millones. Es un precio justo, después de todo.Ren se vuelve hacia mí, y por primera vez desde que entró Tucker, me mira a los ojos.—Baja el arma, hayabusa —me dice con tono tranquilo, pero con una firmeza que de repete estoy tentada a obedecer—. Déjalo ir. Tucker Hall ha acordado hacerse responsable de sus d
REINA DEL MAR. CAPITULO 40. Una clase de valorLlega y antes de que se suba al auto yo salgo del asiento trasero. Veo cómo achica los ojos con sospecha pero no dice ni una sola palabra, solo pone cara de sorpresa cuando le hago una señal al chofer para que me entregue la llave.—Yo me ocupo —sentencio y Ren se acerca mí.—¿Pasa algo, hayabusa?—Pasa de todo, pero de momento súbete al auto que vamos a otro sitio.El chofer me entrega las llaves del coche y yo subo tras el volante mientras Ren sube al asiento del copiloto. No pregunta a dónde vamos porque sé que se queda con la curiosidad, pero yo solo arranco y nos largamos de la casa de los Hall.—Diles que dejen de seguirnos —le advierto refiriéndome a las tres camionetas que vienen tras nosotros y él lo entiende de inmediato—. No creo que quieran ver lo que va a pasar.Y aunque suena totalmente como una amenaza, Ren llama a su jefe de seguridad y una calle después las camionetas se desvían. Así de tanto confía este hombre en mí.Tom
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 41. Nuestro papelLas ganas siguen. La vida sigue. Y esta rutina perfecta que hemos establecido entre el trabajo, planear la remodelación de la nueva casa y las visitas ocasionales del abuelo, hace que el mundo parezca girar un poco más rápido. Hasta que por supuesto hay una sombrita manchando mi felicidad.No me gustan las llamadas anónimas, nunca traen buenas noticias, y eso es precisamente lo que llega.Estoy sentada en la oficina, revisando el inventario de los nuevos cargamentos, cuando suena mi teléfono. Número desconocido. Lo contesto igual porque mis contactos suelen usar números privados, y cuando escucho una voz que no conozco, aun así me quedo en la línea porque tengo esa mala costumbre de enfrentar lo incómodo sin anestesia.“Tienes un traidor en tu casa, Ruby” dice una voz desagradable, voz de hombre, ni joven ni vieja. “Alguien le está pasando información a tus enemigos. Los Hall van por tus cargueros”.—¿Nombre, cargo, prueba? —respondo sin titub
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 42. Un buen sitioNo sé por qué tengo una sensación rara justo antes de bajarme del auto.Ren me ofrece la mano, con ese gesto elegante y protector que se le da tan fácil, y yo la tomo como si eso fuera suficiente para protegerme del mundo. Vero ya está afuera, radiante como una estrella de cine. Regina sale detrás de ella, del brazo de Viggo. En cierto punto mi mente se tensa, como si esto fuera demasiado simple, como si estuviera en un videojuego que sé que terminaré perdiendo.Estamos caminando por la alfombra roja y las luces de los fotógrafos nos ciegan. Mis ojos se enfocan en lo que hay más allá, en las sombras detrás de la multitud, y ese es mi error, porque el enemigo está mucho más cerca y lo sé cuando escucho el disparo.—¡Cuidado! —alcanza a gritar Viggo, pero ya es demasiado tarde.Todo se vuelve caos. Gritos, gente corriendo, los flashes siguen como si fueran fuegos artificiales, y yo me doy la vuelta y veo a Regina caer.—¡Reeeeeeeeeeeeeeee! —Es e
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 43. Una noticia inesperadaVeo cómo el barco se aleja y sé que Bonnie Finnigan no regresará viva de ese viaje. Su cuerpo no será encontrado jamás, y es lo menos que se merece la infeliz después de todo lo que le hizo a Regina.Sin embargo y aunque este capítulo de nuestras vidas en particular parece terminado, no puedo evitar que el regusto amargo del vómito me suba desde la garganta y me inclino por el borde del muelle para sacar todo lo que tengo en mi estómago.Ren gira rápidamente y me sostiene del brazo, preocupado.—Ey, ¿estás bien? —pregunta sosteniéndome el cabello y yo respiro hondo y lento, porque las náuseas se apoderan de mí sin que pueda evitarlo.—No —digo, limpiándome la boca con el dorso de la mano.—Es normal. No todos los días la adrenalina sube de esta forma ni…—¡No! —repito y lo miro a los ojos—. Algo me pasa. No soy sensible, kenshi. No soy de las que lloran ni vomitan por una escena así. He hecho cosas mucho peores que esta, créeme.Él me
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 44. Fuegos en la nocheLa doctora me mira con esa misma cara profesional que puso cuando me confirmó que estaba embarazada. Pasadas la emoción y e espanto inicial, hay algunas cuestiones que resolver con urgencia y esta es una de ellas.—¿Lista? —pregunta, y me doy cuenta de que tengo las manos tan apretadas que me duelen los nudillos.Asiento y trato de relajarme mientras me inyecta anestesia local y hace el pequeño corte sobre mi brazo para retirar el implante. Ya no puedo llevarlo, obviamente, así que hay que quitarlo. El procedimiento dura menos de diez minutos. Un leve pinchazo, un tirón, y listo. Me da una puntada, me cubre la pequeña herida con una venda y me ofrecen agua.Me da un poco de gracia porque estoy tan pálida que pareciera que necesito recuperación. ¿Quién lo diría? Ruby la peligrosa, a punto de desmayarse por semejante noticia.Cuando salgo del consultorio Ren me espera fuera, apoyado en la pared, con las manos en los bolsillos y una sonrisa
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 45. Una espinita en el costado.Debe ser la sorpresa o las hormonas, pero definitivamente algo no me deja reaccionar de la mejor manera.—¡No voy a abandonar mi empresa, Ren! —le digo con firmeza y él me encara.—No te estoy pidiendo eso. Solo que no te lances contra los Hall como si nada. Que no te pongas en la línea de fuego. ¡Por una vez! ¡Por nosotros!Lo odio por ser tan razonable, por tener esa voz que suena tan calmada cuando todo se está incendiando alrededorAprieto los puños y me quedo callada unos segundos, pero finalmente cedo, porque el remanente del pitido de la explosión en mis oídos me recuerda al corazón de mi bebé y tampoco quiero ponerlo en peligro. ¡Diablos, estoy embarazada! ¡Todavía me parece demasiado irreal!—Está bien —murmuro—. No haré nada… todavía.—Gracias. Deja que yo me encargue de los Hall, por favor. Te aseguro que no volverán a molestarte a partir de ahora —declara con voz firme y no tengo más remedio que confiar en él. Así son
REINA DEL MAR. CAPITULO 46. Una cita en públicoEl abuelo Kaizen arquea una ceja, curioso y se pone los lentes para ver la foto de la ecografía.—Feliz cumpleaños, abuelo —susurro.Él toma la imagen entre sus dedos y su expresión cambia en un segundo. Pasa del desconcierto al asombro, y luego a una emoción que se desborda como un río crecido.—¿Es...? ¡¿Esto es en serio?! —exclama y Ren y yo asentimos, riéndonos.—Un Toshiro en camino —dice Ren con una sonrisa gigante.—Tu primer bisnieto —confirmo yo y el abuelo se levanta palmeando y haciendo escándalo porque sabemos que no hay cumpleaños mejor que este para él.Finalmente camina hacia mí y me abraza fuerte, como si quisiera protegerme del mundo entero.—Gracias, Ruby. Este... este es el mejor regalo que un hombre como yo puede recibir. ¡Por fin el siguiente heredero de los Toshiro!Sus palabras me calientan el pecho y me hacen arder los ojos. Respiro profundo para no llorar, porque el sentimentalismo no es lo mío pero las hormonas