CAPÍTULO 15. Una entrevista de trabajo
CAPÍTULO 15. Una entrevista de trabajo
Dos días pasan, dos días tensos hasta que por fin recibo la llamada que estoy esperando.
Me miro al espejo una última vez antes de salir y no puedo evitar reírme un poco de mi reflejo. Llevo moño deshecho que parece a punto de caer, unos lentes de pasta gruesa que encontré en la parte trasera de un cajón de Verónica y una blusa que parece sacada de una venta de garaje. La falda lápiz y los tacones oscuros completan el look. Es irónico: nunca me he visto menos como yo, y al mismo tiempo, sé que es el disfraz perfecto.
—¿A dónde vas vestida así? —pregunta Ruby desde el sofá, mirándome con espanto.
—¡A una entrevista de trabajo!
Ella suelta una carcajada exagerada, pero no me detengo.
—¡Así no te van a dar ni el saludo! —me advierte y yo le hago un guiño desde la puerta.
—¡Ya veremos! ¡Me llevo tu coche!
Conduzco en el tráfico vespertino y por supuesto que dejo el auto de Ruby lejos de mi destino. Digamos que un Jaguar no pega mucho con la criatura