Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio del château se extendía como una manta pesada sobre cada habitación, tan diferente del bullicio de voces y planes que había llenado sus pasillos durante los últimos días. Danna despertó con la sensación extraña de estar flotando en un vacío, donde el tiempo parecía haberse detenido mientras los hombres que amaba arriesgaban sus vidas a cientos de kilómetros de distancia.
Se incorporó lentamente en la cama, una mano protectora sobre su vientre abultado. El bebé se movía con inquietud, como si percibiera la tensión que impregnaba el ambiente. Por la ventana, los viñedos se extendían bajo un cielo plomizo que amenazaba lluvia, y por primera vez desde su llegada, la vista no le proporcionó consuelo alguno.
Los pasos de Igor resonaban en el pasillo con una regularidad mecánica que había comenzado antes del amanecer. El







