Mundo ficciónIniciar sesiónLa rutina había encontrado su lugar en el château durante esa semana, como si los días hubieran tejido una red invisible de pequeños hábitos que daban forma a su nueva existencia. Valentina observaba desde la ventana de la biblioteca cómo Igor completaba su ronda matutina por el perímetro, sus movimientos precisos y calculados nunca cediendo ante la aparente tranquilidad del lugar. La paranoia era su segunda naturaleza, y después de tantos años trabajando en las sombras, sabía que la vigilancia constante era el precio de mantenerse con vida.
Stephano había pasado la crisis. La fiebre que lo había consumido durante los primeros días finalmente había cedido, y aunque aún guardaba reposo en su habitación del ala este, Nerea había confirmado que la infección estaba bajo control. Lo visitaba cada mañana, llevándole desayuno y observando el colo







