Mundo ficciónIniciar sesiónLos faros del sedán iluminaron la silueta del Château Beaumont cuando las manecillas del reloj marcaban las once de la noche. La estructura de piedra del siglo XVIII se alzaba entre hileras de viñedos que se extendían hasta perderse en la oscuridad, sus ventanas altas y balcones de hierro forjado proyectando sombras alargadas bajo la luz de la luna. Danna presionó el rostro contra el cristal de la ventanilla, observando cómo la propiedad familiar de Valentina emergía de la noche como una aparición extraída de otro siglo.
—Treinta kilómetros hasta el pueblo más cercano —murmuró Igor desde el asiento delantero, consultando su dispositivo GPS—. Aislamiento perfecto.
El vehículo se detuvo frente a la entrada principal, donde una escalinata de piedra conducía a puertas dobles de madera maciza. Valentina descendió primera, extrayendo una llave antigua de







