Mundo ficciónIniciar sesiónLa madrugada francesa los esperaba al otro lado de la frontera cuando los dos sedanes arrancaron en la penumbra del amanecer. Igor había calculado cada detalle: doce horas de viaje, tres paradas para combustible, documentación falsa distribuida según los grupos de pasajeros. El aire matutino portaba la promesa de un territorio nuevo, lejos del alcance inmediato de Don Vidal.
En el primer vehículo, Igor mantenía las manos firmes sobre el volante mientras el silencio se extendía como una barrera invisible entre los asientos traseros. Liam permanecía rígido junto a la ventanilla, la mandíbula tensa y la mirada perdida en el paisaje que se deslizaba hacia atrás. Danna ocupaba el otro extremo del asiento, una mano protectora sobre su vientre, el rostro vuelto hacia el cristal opuesto.
Veinticuatro días de cautiverio, y ahora esto, reflexionó Igor, observando por el retrovisor la distancia ca







