El trámite fue rápido, casi surrealista. El contacto de Alexander los recibió en un despacho discreto, en el centro de Ciudad Vasett. Los papeles estaban preparados, las fechas alteradas, los testigos sobornados.

Cuando firmó con su elegante caligrafía Skyler Donovan, una punzada le atravesó el pecho. Parte de ella sentía que traicionaba su pasado, pero otra comprendía que esa firma era su única protección.

Ahora sí nombre era Skyler Di Angelo. No podía creerse lo que estaba sucediendo. ¿Detrás de cuántos apellidos más de se tendría que esconder para escapar de su ex?

Esperaba que ese fuera el último, era su última carta.

—Listo —dijo el hombre del registro, sellando los documentos—. Su matrimonio consta desde el doce de marzo de hace cinco años. Oficialmente, usted y el señor Di Angelo son esposos legales.

Skyler lo miró. Alexander le devolvió una sonrisa tranquila.

—Felicidades, esposa mía. Eres la señora Di Angelo ahora.

Ella soltó una pequeña risa, nerviosa.

—Sabía que no ib