31. Tres niñas llaman a la puerta
Se había llegado por fin el día en que llevarían a cabo su plan.
En la litera del fondo, Isabella permanecía despierta desde hacía horas, con un plan rondándole la cabeza.
—Hoy lo haremos —susurró, mirando a Rowan y Mercy—. No podemos seguir esperando a que mami nos diga la verdad.
Rowan se incorporó, somnolienta.
—¿Y si nos castiga?
—Solo si se entera. Así que no digan nada, ?de acuerdo? Aunque nos castiguen, debemos permanecer en silencio.
Mercy frotó los ojos, abrazando su peluche favorito.
—¿A dónde vamos?
Isabella abrió una cajita de metal y les mostró unas cuantas monedas, billetes doblados y una tarjeta infantil que Skyler les había dado “para emergencias”.
—Con esto será suficiente.
Rowan la miró con admiración. Su hermana Isabella siempre había sido la más valiente… y la más terca. A menudo, su inteligencia solía meterlas en problemas.
Minutos después, las tres se escabulleron por el pasillo silencioso, los zapatos rechinando apenas sobre el suelo encerado. El guardia del por