Amelia.
—Señor William… —Edric estaba fuera de sus cabales. Sentí que el cuerpo me temblaba, y quería involucrarme, pero era imposible.
Conocía muy bien a Edric y sabía que él era capaz de todo. Pero de un momento a otro, una mujer que parecía de la logística llegó casi corriendo.
—Señor Rausing, por fin lo consigo, usted ha sido elegido para dar unas palabras… y en cinco minutos tiene que estar dentro…
Miré a Ares y lo supe todo.
Él había planeado cortar la electricidad, esta mujer que llegó de repente, y quién sabe que otras cosas más.
La postura de Ares se relajó un poco, y Edric me miró como si me prometiera una descarga.
—Cariño… nuestro problema tendrá que esperar, trabajo es trabajo… —su mano y dedos se enrollaron en los míos, y antes de caminar, se dirigió a Ares—. Puede presentarme a sus amigos…
Ares sonrió con cierto cinismo y asintió.
—Esta noche será exitosa… así que relájese…
—¿Usted lo está? —preguntó Edric caminando, pero Ares se detuvo.
—Como si seis años se