— ¿Cómo se supone vamos a entrar? — pregunta Dagan tocando el alambrado.
— Tenemos que entrar, no será en vano todo lo que recorrimos. — digo.
— Podemos treparla, alguien de nosotros se quedara aquí a fuera para asegurarse de que todo esté bien.
Doy un suspiro y veo lo que tenemos justo enfrente.
— Yo me quedaré, subiré a aquel árbol — señala, Dagan —. Podré verlos desde ahí, cualquier cosa que ocurra usaremos la radio.
River asiente.
— Entonces hay que darnos prisa.
Dagan nos da un abrazo y deposita un pequeño beso en mi frente, River al ver esto se voltea y comienza a trepar la valla.
Me giro para seguirlo.
— Ten cuidado con las púas de arriba — grita Dagan.
— Estaré bien, ahora ve y escóndete.
Cuando llego a la cima, me es más fácil saltar, ya que abajo está River esperándome con los brazos estirados. Al voltear hacia Dagan este ya se hecho a correr, nosotros no tardamo